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FIESTA Y CIUDAD (II)

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Autor: Moisés Pineda Salazar

Desfile de Balleneras en Fiestas del Mar en Santa Marta, Colombia"Porque aquí, pase lo que pase- salvo la guerra- siempre hay carnaval. Cómo y cuándo nació aquí el carnaval? es cosa que no hemos podido averiguar. De seguro que es de importación samaria, porque son contadas las ciudades y pueblos de la República donde se festejan las carnestolendas. En Bogota, en Medellin, en Cartagena no hay carnavales mientras en Santa Marta han sido siempre muy ruidosas, aun en épocas de decadencia"

Introduzco mis reflexiones con estos textos de la prensa barranquillera de finales del mes de febrero de 1890, para poner de relieve tres asuntos principales:

  • 1- El carácter vital que para el barranquillero tienen las fiestas del carnaval
  • 2- las relaciones atávicas entre Barranquilla y Santa Marta alrededor de la fiesta y
  • 3- la naturaleza cambiante de la fiesta popular.

CARNAVAL Y VIDA

Las relaciones existenciales entre el festejo y la vida misma de la ciudad, es tal que si un Alcalde decidiera -por las razones que fueran del caso- suspender el carnaval, igualmente seriamos millares los barranquilleros que saldríamos a la calle a hacer la fiesta.

El deseo de danzar, cantar, disfrazarse y armar algazara en el espacio público, no es una "concesión graciosa" de la autoridad política y de policía, sino una demanda del espíritu colectivo que le reclama a estas, a las autoridades publicas, que cumplan con el deber de otorgar las garantías para el que festejo discurra en paz, sin desgracias ni apremios por las calles y plazas de la Ciudad.

No hacer la carnavalada, es tanto como morir en vida y, sobre el derecho a vivir, la autoridad no puede decidir nada distinto que garantizar su disfrute.

Constitucionalmente, las únicas restricciones que se pueden imponer son las relativas a la salud pública y a la seguridad de la vida misma. Cualquier pretensión ideológica, populista o aristocrática, de derechas o de izquierda para impedir, o para fomentar la fiesta, es una imposición injusta y arbitraria porque, en esto, tanto ricos como pobres tienen derecho a regocijarse y a hacerlo, aún, en el espacio público de la Ciudad.

Si Carlos fuera Alcalde de Rio, ¿Que haría con el Sambódromo? Y, si lo fuera de Venecia,¿cómo proletizaria aquella aristocrática teatralizacion urbana? Y si de Salvador de Bahia, ¿Como ordenaría ese "caos festivo"? "Conejo a tu conejera", dicta la tradición samaria para decirle a Carlitos que cada pueblo se da la fiesta que le apetece.

FIESTA URBANA

Las relaciones históricas entre Barranquilla y Santa Marta, y asaz entre Ciénaga y ambas, permiten visualizar la manera en la que la fiesta popular se transforma en la medida en que la plataforma económica de la Ciudad cambia. Antaño fueron carnavales, hogaño son otra cosa.

"Somos una ciudad que vive de los sistemas naturales que nos rodean" dijo en la presentación que hizo el Alcalde de Santa Marta en el reciente Foro Urbano Nacional celebrado en la Ciudad de Medellin, con el apoyo de la Naciones Unidas.

Uno de tales sistemas, describía, son las playas que le dan sustento a un tipo de turismo que moviliza la economía de Santa Marta.

Esa movilización masiva de turistas, de la que peroraba el Alcalde, puede explicar por qué las fiestas del carnaval languidecieron en Santa Marta y surgieron- en su reemplazo- en los tiempos de vacaciones de verano, unas festividades marineras, imposibles en los nublados "once del mes once" de la jarana cartagenera.

"La población de la Ciudad se multiplica varias veces durante la temporada de vacaciones", decía el Alcalde Mayor del Distrito para argumentar a favor de la necesidad de que la Nación compensara a la Ciudad por administrar y conservar unos ecosistemas que están al servicio de todos los colombianos.

En esa Visión de la Ciudad que promueve el Alcalde Mayor ¿que es lo que hace impertinentes a las Fiestas del Mar?

En el contexto de recreación complementaria al Turismo de Playa, en el esfuerzo por diseñar y estructurar productos que "diversifiquen" el comportamiento del vacacionista, el Capitán Ospina Navia impulsó los festejos del Mar como una manera de facilitar, no solo el flujo de viajeros desde todos los rincones del Pais, sino también su identificación, congregación y movilización en la Ciudad mientras disfrutan de sus vacaciones y la promoción de una "cultura marinera", mas allá de asolearse, ajena, no solo a "los foráneos", sino a los mismos lugareños.

Playa de Santa MartaYa en 1940, un barranquillero, Julio Enrique Blanco, pensaba en lo mismo y promovía la Colonia Vacacional de Salgar y el desarrollo de un proyecto urbano en dicha población con el objeto de articular, culturalmente, el Mar con el interior de la Región, y de la Nación, a través "del deporte, de la industria y de la navegación".

Así, las Fiestas del Mar fueron pensadas, programadas y desarrolladas como parte del "portafolio diversificado" de una oferta para la recreación del visitante, para la integración entre los residentes y los millares de turistas que circulan por la Ciudad y para la promoción nacional de una "cultura marinera". De todo eso, ¿que es lo que le disgusta al Alcalde Distrital?

COMPETITIVIDAD Y CONVIVENCIA

Finalmente, cuando el diferencial cambiario, la revaluación del peso, atenta contra la competitividad de la Ciudad como destino turístico en el mercado nacional de la recreación, resulta difícil entender las razones del Alcalde de Santa Marta para suspender las Fiestas del Mar. En el mercado de la recreación, solamente un aspecto singular en la oferta, podría justificar que se eligiera como destino, Santa Marta en lugar de viajar a Islas Margarita o a Varadero.

Indudablemente que el eco- turismo y el turismo cultural que gravita sobre los ecosistemas de la Sierra Nevada atraen a unos públicos, pero ellos son distintos en sus gustos y consumos a los que llegan a la samaria en tiempos de vacaciones.

Eso lo anticipó, en los finales de los años cincuentas del siglo pasado, El Capi Ospina y se dio a la tarea de organizar y promover las Fiestas del Mar en una ciudad que, hay que decirlo, es muy "sosa y aburrida" por su perfil provinciano y cerrado.

Los festejos populares, que en muchos casos se reducen a tarimas y templetes, buscan mantener activos a los visitantes alrededor de un eje iconico- sus candidatas, sus colonias acompañantes, la muestra de sus destrezas en las competencias- y hacer posible la comunicación, la interacción, entre "invasores e invadidos". Gregarismo identitario y comunicación son dos factores esenciales que provee la fiesta para posibilitar la convivencia en la Ciudad.

¿Qué es lo que le resulta tan difícil de entender a su eminencia el Alcalde de Santa Marta?, se preguntaría "El Guataco" ante este nuevo "desencanto autoritario" de la izquierda colombiana.

Si él estuviera vivo y si en Barranquilla fuésemos más avezados, estaríamos organizando un carnaval en las noches para finales del mes de Julio y así "morderle" parte del mercado a los Distritos vecinos: "Venga a Barranquilla de noche y le regalamos Santa Marta y Cartagena en el día". Estamos a tiempo de hacerlo....

 

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