LA EDUCACIÓN DEBERÍA SER UNA PRIORIDAD NACIONAL – I

Autora: Blanca Inés Prada Márquez

El año pasado se debatió mucho sobre los problemas de la educación básica en nuestro país, pero me temo que todo se haya quedado o se quede en golpes de pecho y lamentaciones, no en proyectos de largo alcance que de verdad logren empujar la EDUCACIÓN BÁSICA y darle el status que se merece en un país que desea lograr un desarrollo integral, la conquista de una PAZ duradera y la construcción de una democracia participativa.

En este año electoral deberíamos al menos escuchar hablar a todos los candidatos sobre ella y estar muy atentos a sus propuestas, si es que al menos tienen alguna. 

La educación en Colombia debería mirarse como un proyecto político, social, científico, cultural y ético, como un proyecto del país y no de una región, municipio o departamento.

La educación debería comprometer a todos los colombianos, a las empresas privadas y públicas, a todas las instituciones. Debería ser la prioridad número uno de todos y cada uno de los candidatos a cargos de elección popular; debería ser el tema central de todas las campañas electorales.

La educación debería ser una preocupación fundamental de las empresas privadas, de los Institutos descentralizados, de los bancos, de los medios de comunicación y de todos los ciudadanos de nuestro país.

Todos sabemos que la educación es un proceso lento cuyos resultados sólo se ven a largo plazo, pero lo mismo sucede con la paz: no se logra la paz cuando se firman unos acuerdos, ni siquiera cuando todos los grupos alzados en armas las entreguen.

Nuestro país necesita hoy más que nunca no solo un revolcón educativo hacia sus juventudes sino también una REEDUCACIÓN de toda la sociedad: de los padres de familia y los educadores, de la clase dirigente, de los investigadores, de las iglesias, de los partidos políticos, de los medios masivos de comunicación, de los comerciantes, los militares y los policías, como también de los vendedores ambulantes, los campesinos, los conductores, los empleados públicos y privados, los campesinos, los citadinos, los viejos y los jóvenes. 

Todos necesitamos ser REEDUCADOS, todos necesitamos volver a la escuela en búsqueda de ayudas que nos permitan convertirnos en promotores de caminos educativos que propicien el desarrollo sostenible, la armonía social, la convivencia pacífica y el BIENESTAR para todos.

Desde mi punto de vista el problema más grande que tenemos en Colombia es la falta de educación: falta de educación en todos los niveles de la sociedad. Somos de pronto instruidos, tenemos gente muy bien preparada en diversos campos tecnológicos, científicos y humanísticos, pero nos ha faltado desarrollar una educación permanente y a todos los niveles de la sociedad. 

Somos un país mal educado, no necesariamente ignorante, sino mal educado.  Nos hace falta sobretodo la educación ciudadana, la educación para la convivencia armónica y el respeto por el otro en el amplio sentido que la palabra RESPETO tiene; educarnos para la honradez en todos nuestros comportamientos, como también para entender que sin disciplina no hay progreso ni desarrollo posible. 

En fin, es fundamental educarnos en el SENTIDO DE PERTENENCIA, sentimiento básico para la construcción de identidad nacional.   

Necesitamos crear en todos los ciudadanos el sentimiento de su responsabilidad frente a muchos problemas que aquejan a nuestro país, entre otros frente al conflicto armado y a la violencia, porque la mayoría de los problemas que suceden a diario son fruto de la irresponsabilidad bien sea de los ciudadanos o de las instituciones. En este sentido también se necesita con urgencia una EDUCACIÓN para LA PAZ  

La educación para la paz se orienta a la construcción de una cultura donde impere la cooperación y la armonía como fundamento necesario para una cultura de choque y de competencia.

No se trata de poner más materias en el programa escolar sino de reestructurar toda la educación desde el preescolar hasta la universidad con sus programas de formación básica y sus especializaciones, maestrías y doctorados enfocados hacia la construcción de un modus vivendi más armónico, más justo, más humano, sobretodo más JUSTO, porque la INJUSTICIA SOCIAL engendra toda clase de vicios, y es caldo de cultivo para el crimen organizado, como también un aliciente, al menos en el “discurso”, para los grupos alzados en armas que se apoyan en ella para darle razón de ser a sus organizaciones clandestinas.

Sólo cuando nuestros líderes políticos, los grupos económicos, los educadores, los gobernantes, los artistas, los líderes religiosos, en fin, todos los estamentos de la sociedad se convenzan de que la educación es el arma de combate número uno, la única, la más poderosa arma para lograr la paz en Colombia, sólo entonces podríamos empezar a vislumbrar caminos diferentes para la patria.

El mayor conflicto que tiene Colombia es su falta de educación en el sentido amplio en que venimos exponiendo.

El camino es largo, los esfuerzos necesariamente van a ser grandes y todo dependerá de la conciencia que cada uno de nosotros logre sobre este tema de capital importancia en la reconstrucción del país y, sobre todo, de la capacidad de la clase dirigente y de su liderazgo para darle a la EDUCACIÓN el puesto que ella se merece dentro del presupuesto nacional y dentro de todos los programas del Estado.

De sobremesa:

Los invito a darle al menos una mirada al libro: “La Educación encierra un tesoro”, Santillana, ediciones Unesco, 1996.

En especial el capítulo V que se titula: “La educación a lo largo de la vida”, pp. 112 – 126.