Desde luego que una de las fechas más importantes de nuestra historia es la del 20 de julio de 1810, día en que se produjo el grito de Independencia en la plaza mayor de la que hoy es Bogotá. Como el más pequeñito de los niños de kínder conoce la historia y creo que usted también, con gusto y amor patrio se la presento ahora en forma jocosa para mejor apreciarla.
EL 20 DE JULIO
Autor: Félix Villabona, “Chispa y buen humor”.
Pues fue que un señor Morales, para atender a su gente
Pidió un florero prestado a un tal González Llorente.
González era tendero, de procedencia española
Y se puso de grosero y hasta le dijo “Mamola”.
Pero apenas había dicho aquella y otra indecencia
Morales se puso chicho y empezó la “efervescencia”;
Morales sacó la mano y le aseguró a Llorente
Un puño tan soberano que alcanzó a volarle un diente.
Morales que era un machazo, no quiso dejarlo muerto.
Pero eso sí, del tiestazo le dejó el “cabildo abierto”.
Unas gentes exclamaban: “¡Que viva el señor Morales!”,
En tanto que otras gritaban: “¡Abajo el señor González!”.
De pronto una vieja dijo, allá en medio del tierrero:
“Mueran todos, viva mijo, que es el dueño del florero”;
La que exclamaba tal cosa, con tanto coraje y fuego
Era la señora esposa de González, desde luego.
La gente que la escuchó decidió darle su muenda
Y se fue y la persiguió y le pegó en la trastienda.
Después continuó llegando gente y gente por montones
Y todos venían gritando: “Que mueran los chapetones”.
Algunos muy exaltados rompían puertas y vitrinas
Y los decretos pegados por España en las esquinas.
Y en medio de aquel enredo exclamó de pronto alguno:
“¡Queremos que hable Acevedo, que hable Acevedo, el Tribuno!”.
Y Acevedo muy contento, les dijo con elocuencia:
“No pierdan este momento de calor y efervescencia”;
Y aunque el frío era tremendo, y hacía viento con furor,
El pueblo estaba sintiendo efervescencia y calor.
Por eso se dirigieron al cabildo con premura
Y en un momento lo abrieron para que hubiera frescura.
Al fin llegó Policía diciendo: “Tengan paciencia”,
Pero la gente gritaba: “¡Que viva la Independencia!”.
Temblando, el virrey, se baña, se viste pronto y se peina,
Y huye presuroso a España, llevándose a la virreina.
Y con él se fueron todos los chapetones traidores
Dejando a los granadinos felices y vencedores.
Y al escapar el virrey reina calma en la ciudad,
Una junta hace otra ley y empieza la libertad.
Después de contienda mucha, fue libre el país entero,
Colombia ganó la lucha y España pagó el florero.