Si esto se pudiera hacer en Colombia…???
Desde el 1º de junio de 2007, ningún funcionario chino podrá tener amantes, abandonar a su familia, organizar “reuniones supersticiosas” o ingerir drogas. El que lo haga será fulminantemente destituido del cargo, sin derecho al pataleo, de acuerdo con una ley recientemente aprobada en el país asiático.
De esta manera, el gobierno de China busca poner en cintura a los funcionarios de vida alegre y “consolidar la posición dirigente del Partido Comunista”, según palabras del viceministro de Supervisión, Qiu Wansiang. La nueva norma, además, refuerza una ley aprobada en 1988 que castiga a los servidores públicos implicados en escándalos de corrupción.
Esta dura medida contra el libertinaje burocrático se ha llevado los aplausos de unos y las rechiflas de otros. El profesor de la Escuela de Leyes de la Universidad de Pekín, Chu Huaizhi, por ejemplo, está convencido de que los funcionarios deben tener los más altos estándares morales.
A su juicio, el hecho de tener una amante podría estimular la corrupción, “ya que los funcionarios se aprovechan muchas veces de su poder, para beneficiar a sus queridas”; así sucedió con el director del Buró Nacional de Estadística, Qiu Xiaohua, quien fue expulsado de su cargo por practicar la bigamia, llevar una vida licenciosa y aceptar sobornos. Sin embargo, para los críticos, castigar las relaciones extramatrimoniales de los servidores públicos con la destitución del cargo podría convertirse en un arma letal contra rivales políticos.
Pero, ponerle sucursal a la señora, dejar el hogar, celebrar orgías o fumarse un porro, no son las únicas conductas sancionadas. Hechos tan disímiles como no atender las necesidades de los padres o abuelos, meterse a proxeneta o no cumplir con los deberes, en caso de accidentes, desastres o crímenes, también puede acarrearles la destitución a los funcionarios.
Igual castigo se les aplicará si violan la política estatal de un solo hijo, destruyen las quejas o las peticiones de los ciudadanos, toman venganza contra los denunciantes, propinan maltratos físicos a sus semejantes o detienen ilegalmente a los ciudadanos.
Pero la cosa no para ahí: dice la nueva regulación que los empleados públicos que infrinjan la reputación del Estado, organicen o participen en reuniones o manifestaciones en su contra o en organizaciones ilegales y violen las políticas nacionales sobre religión, “serán reprendidos, degradados o despedidos”.
Y va más allá: En Nanjing, una ciudad del este de china, las autoridades locales les solicitaron a sus funcionarios declarar cualquier problema que ocurra en sus matrimonios. Todo con el fin de garantizar un gobierno transparente y libre de corrupción, pues se presume que buena parte del dinero de las arcas públicas termina destinándose al sustento de las relaciones extramatrimoniales…,, mejor dicho, a mantener la otra.
El problema, sin duda, parece grave, porque según la agencia de noticias Xinhua, el 95% de los funcionarios corruptos condenados, tienen amantes. No obstante, la obligación de revelar los secretos maritales levanta ampolla por ser violatoria del derecho a la intimidad.
¿Prevalecerá el interés general, sobre el particular?
(Sergio Andrés Gómez Cepeda, Ámbito Jurídico)