Autor: Gustavo Álvarez Gardeazábal - Escritor - Tuluá, Colombia
El problema, cada vez más creciente, y cada vez más lejos de ser solucionado, de la prestación del servicio de energía eléctrica en la Costa, tiene muchas raíces y tantas o iguales disculpas. Y todos los actores, esperan que llegue el día de San Blando que no tiene cuándo.
El lío de Electricaribe nace el día que las electrificadoras de la Costa se le vendieron a la Caraqueña de Energía, junto con la Epsa en el Valle, y se habló de que les habían abrochado la carne del sistema eléctrico del Valle y el hueso en la Costa.
Se creía equivocadamente que los males del servicio de energía en los departamentos de la Costa Atlántica eran iguales a los de Buenaventura y dejaron a la recién fundada Electricaribe a curar el enfermo, pero les quedó grande.
Nunca pudieron los distintos dueños que ha tenido Electricaribe combatir de raíz el maldito vicio costeño de no pagar lo que gastan y de mamarle gallo al pago de los recibos de servicios públicos.
Les dio culillo mostrarle al país cómo, —ricos y pobres—, se han robado la energía o montado transformadores paralelos o líneas piratas subterráneas (y aún aéreas) en los barrios de estrato 6 de Barranquilla o el barrio Mandela de Cartagena.
Ha sido una desidia de todos. Son responsables los dueños de Electricaribe de no meterle plata al negocio y los alcaldes, gobernadores y políticos que no han usado ni la culturización ni el orden ni el poder de convocatoria para cambiar el rumbo.
Pero también son culpables los usuarios que no pagan como los municipios, departamentos e instituciones, que tampoco pagan, y esperan que desde Bogotá decreten el día de San Blando —que no tiene cuándo—.