Autor: Desconocido
Todos sabemos el viejo chiste de Jaimito, quien no se había estudiado la lección que la profesora le había puesto al curso sobre los elefantes, pero, que en cambio, sí se sabía muy bien la lección de los gusanos.
Jaimito era muy "vivo", y ya sabía como engañaba a la profesora cuando le preguntaba la lección. Ese día la profesora le preguntó a Jaimito sobre los elefantes. Jaimito, conociendo ya su estrategia le dijo:
— "Señorita, los elefantes son unos cuadrúpedos muy grandes que viven en Africa y que tienen una nariz que parece un gusano, los gusanos son" ... etc. etc. y Jaimito se ganó otro cinco hablando sobre los gusanos, porque la profe no cogía experiencia tratando con Jaimito.
Lo mismo nos pasa a los colombianos, que somos la ingenua profesora del cuento, con nuestra clase política ávida de mermelada, que es Jaimito. Estos políticos partidarios de la mermelada, nos susurran una palabreja para que nos enredemos en ella y nos ponen a botar corriente, olvidándonos de la sustancia.
Primero fue "Proceso de Paz", y nos enredamos en la palabra Paz, sin darnos cuenta de que no se trataba de un proceso de paz sino de un proceso de Reingeniería de las Farc, y de Premio Nobel de Paz.
Luego el tema fue de "Dejación de las Armas", y entre las palabras entrega y dejación nos enredamos hasta perder el norte que es el de control y reinserción de los desmovilizados, porque armas escondidas siempre las podrán tener, y con mayor razón si analizamos que estamos tratando con el grupo narcotraficante y terrorista más rico del planeta. Si de entrega se tratara, nos pueden llenar varias bodegas de chopos viejos, y ellos guardando encaletadas sus bazookas y missiles.
Ahora el último sofisma de distracción ha sido el del "umbral del plebiscito". De nuevo caemos en la trampa dialéctica de las palabras, olvidándonos de que lo que necesitamos es una Asamblea Nacional Constituyente.
El umbral tampoco importaría, lo que importa es salir a votar. Si seguimos aceptando que ese umbral del 13% es muy bajo e insuficiente para representar la voluntad popular, caeremos en la trampa implícita en esa diatriba insustancial, y que consiste en que para demostrarlo, nos abstendremos de salir a votar.
Craso error. Primero que todo, lo repito, no es el plebiscito la herramienta constitucional adecuada, de lo cual nos está haciendo olvidar el sofisma de distracción que nos tendieron, sino la Asamblea Nacional Constituyente; pero como el plebiscito fue el que se aprobó, ahora el umbral NO IMPORTA, lo que realmente importa para la democracia es que todos salgamos a votar, ya sea por el NO o por el SÍ, pero que salgamos a votar.
Olvidémonos del umbral del 13%. Eso no tiene mayor importancia, es secundario. Lo que importa, para quienes creemos que no estamos en un proceso de paz sino de reingeniería de las Farc, es que todos salgamos a votar por el NO.
Para que no salgamos a votar es que nos están tendiendo esa trampa tipo Jaimito. ¿Por qué? La explicación es muy sencilla. Hay una minoría enmermelada y/o mamerta que quiere votar por el sí, y a esta minoría le conviene que solo vote ella, o sea el 20% de los colombianos que podrían salir a votar por el sí. Los que queremos el NO, somos la gran mayoría. Entonces se trata de desestimularnos, de evitar que salgamos a votar.
Elemental, mi querido Watson!