Quantcast
Channel: CORREveDILE.com
Viewing all articles
Browse latest Browse all 2356

Volver a la decencia

$
0
0

Teobaldo Coronado Hurtado  Médico especialista en Anestesiología y Reanimación - Magíster en Filosofía  Barranquilla, Colombia

 

Autor: Teobaldo Coronado Hurtado

Volver a la decencia es subtítulo que atrevido he decidido colocar a la conferencia que el doctor Daniel Villanueva Torregrosa ha titulado: “Desarrollo Personal Clave del Desarrollo Humano”.

Lo escuché hace pocos días en una amena tertulia en la Cueva, —sí en la Cueva— la misma de García Márquez. Quedé tan impactado con su brillante exposición, pero, sobre todo, con su enriquecedor mensaje que de una me propuse traérmelo para acá, para la Academia y aquí lo tenemos, por supuesto, con suma complacencia y también con infinito agradecimiento por aceptar nuestra invitación. Bienvenido, Doctor Villanueva.

Lo escuché hace pocos días en una amena tertulia en la Cueva, —sí en la Cueva— la misma de García Márquez. Quedé tan impactado con su brillante exposición, pero, sobre todo, con su enriquecedor mensaje que de una me propuse traérmelo para acá, para la Academia y...El doctor Daniel Villanueva es un científico, PHD en bioquímica, investigador con reconocimiento de Colciencias y exrector de la Universidad Libre. De lo que más se ufana —sabio al fin—, es de su profesión de maestro egresado de la Escuela Normal de Barranquilla. Oficio que cumple con honor cada vez tiene oportunidad de proclamar las buenas costumbres, es decir, la decencia a sus educandos y fieles seguidores.

Escuchar al doctor Villanueva, ciertamente, es un volver a la decencia. El regreso a la vieja casona en donde desde niños nos inculcaron, nos lavaron el cerebro, con la sentencia aquella de: “pobres, pero, con la frente limpia”.

Era una cátedra permanente que nos dictaban nuestros padres de buen trato, de proceder con honradez, en estricto cumplimiento de las recomendaciones contenidas en el “Compendio del Manual de Urbanidad de Manuel Antonio Carreño". La preocupación por hacer de sus hijos personas decentes era prioridad suya que corría pareja con la instrucción escolar.

Acepciones de la palabra decencia, según la Real Academia de la Lengua, son limpieza y apropiado. De tal manera que una persona decente es no solamente limpia en el trato que da a su cuerpo y al de los demás, sino que también tiene un alma pura, una conducta apropiada.

Ser decente, en nuestros días, tal pareciera una condición de personas OUT. Para estar sincronizado con la época tenemos que comportarnos agresivos, con demostraciones de poder cercanas a la patanería. Es recurrente esta actitud, por desventura, en individuos llamados a dar ejemplo de pundonor en su vida social.

La falta de honestidad se da la mano con la indecencia. Su hijastro predilecto es la corrupción. Corrupción galopante que corroe los estamentos, casi todos de nuestra sociedad, pomposamente llamada civilizada.

La persona decente no le jala a la trampa, típica de los que se la dan de listos, graciosos, arribistas y vivos; pasan, mediante esta prosopopeya, por encima de los demás, sin escrúpulo alguno. Cínicos, consideran su actuar atrabiliario dentro de la mayor corrección, por lo mismo se ufanan de ser personas IN. Dentro de los que juegan a politiqueros encontramos sus mejores especímenes.

Lo triste y al mismo tiempo paradójico es que la mayoría, militantes del ejército de los decentes, nos hemos dejado avasallar de esta gentuza minoritaria, sedientos de protagonismo.

Durante algún tiempo impuse la lectura obligatoria del Manual de Carreño a mis alumnos de ética médica. Todos tenían que leer el libro presentar un ensayo personal y un taller final de discusión cerraba este experimento pedagógico. Más reciente, las directivas de la Facultad de Medicina de la Universidad Libre me han recomendado desarrollar un módulo sobre axiología médica. Y en eso estamos, inculcando valores.

Como académicos nos debe preocupar de igual manera la ausencia cada vez mayor de la decencia en el ámbito de nuestra profesión.

Hipócrates de Cos (Cos, c. 460 a. C. - Tesalia c. 370 a. C.) fue un médico de la Antigua Grecia que ejerció durante el llamado siglo de Pericles. Está considerado como una de las figuras más destacadas de la historia de la medicina y muchos autores se refieren a él como el «padre de la medicina» en reconocimiento a sus importantes y duraderas contribuciones a esta ciencia como fundador de la escuela que lleva su nombre.Desconcertante, por el desconocimiento que los médicos tenemos al respecto, son los postulados contenidos en la obra: TRATADOS HIPOCRÁTICOS que recoge un catálogo de sugerencias del padre de la medicina, además de una directa apología a la decencia para evitar conductas malsanas en el trato con el paciente.

En correspondencia cierta con su preclara enseñanza de: “Lo primero es no hacer daño”. Fundamento doctrinario del actual principio bioético de beneficencia. Más que un enfoque correctivo del hacer medico iatrogénico son una serie de reglas de cortesía para un pulcro ejercicio profesional, con asombrosa vigencia, si se quiere, en nuestros días.

Por la brevedad del tiempo, me limitaré a la lectura textual de algunas de ellas.

En el texto “Sobre la Decencia”, así se expresa el padre de la Medicina:

“Haz todo con calma y orden, oculta al enfermo durante tu actuación la mayoría de las cosas.

Dale órdenes oportunas con amabilidad y dulzura.

Distrae su atención, repréndele a veces estricta y severamente, pero otras, anímale con solicitud y habilidad, sin mostrarle nada de lo que va a pasar, ni su estado actual… Hay que conducir la sabiduría a la medicina y la medicina a la sabiduría. Pues el médico filósofo es semejante a un dios, ya que no hay mucha diferencia entre ambas cosas.

En efecto, también en la medicina están todas las cosas que se dan en la sabiduría: desprendimiento, modestia, pundonor, dignidad, prestigio, juicio, calma, capacidad de réplica, integridad, lenguaje sentencioso, conocimiento de lo que es útil y necesario para la vida, rechazo de la impureza, alejamiento de toda superstición, excelencia divina.

De hecho son cualidades en contraposición a la intemperancia, la vulgaridad, la codicia, el ansia, la rapiña, la desvergüenza. En consecuencia, a la medicina le está asociada una cierta sabiduría, porque también esas cosas las tiene en su mayoría el médico.

En la visita ten presente: la forma de sentarte, la compostura, el atuendo, el porte de autoridad, la parquedad de palabras, la actitud serena, la atención constante, la dedicación, la réplica a las objeciones, el dominio de ti mismo ante las dificultades que surjan, la severidad para dominar la situación en momentos de alarma y la prontitud para actuar.

Además de esto, recuerda la preparación primera. Si no es así, al menos no dejes de realizar las demás cosas de las que se te ha instruido para una pronta actuación

En cuanto al atuendo, que haya en él decoro y sencillez, no hecho para lucir, sino con vistas a la buena reputación, a la reflexión e introspección, además de adecuado para caminar.

Los que se ajustan a todo este esquema son así: reconcentrados, sencillos, agudos en las controversias, oportunos en las respuestas, tenaces frente a las objeciones, bienintencionados y afables con los que son afines, bien dispuestos para con todos, silenciosos en los tumultos, resueltos y decididos ante los silencios, ágiles y receptivos a la oportunidad, prácticos e independientes para las comidas, pacientes en la espera de una ocasión, expresando en palabras eficaces todo lo que esté probado, utilizando una buena dicción, haciéndolo con gracia, apoyados en el prestigio que todo esto da, teniendo como meta la verdad sobre lo que ha sido demostrado”.

Tremenda lección de humanismo médico que aumenta mi convicción por la vigencia del ideario hipocrático. Venido a menos en profesionales de la salud que cada vez más rinden tributo desmedido a una clínica mecanizada en descuido de una atención amable y cordial hacia nuestros pacientes.

 

Tags: 


Viewing all articles
Browse latest Browse all 2356

Trending Articles