Autor: Jaime Lustgarten
Muchos interpretan las noticias internacionales y temas económicos de manera muy simplista, y no es así. No es que —por la baja de los precios del petróleo— se produzca la devaluación de la moneda colombiana; es por la baja acelerada de las reservas internacionales colombianas en dólares, y desde luego por los menores ingresos de dólares dada la reducción del precio externo del petróleo.
Reamente en el país creció la producción y exportación en toneladas de petróleo y de otros productos, mas no en dólares, y cabe la aclaración pues si el país tuviese hoy 200 mil millones de dólares en reservas en el Banco de la Republica, no estaríamos viendo este fenómeno de devaluación del peso.
Colombia—con los acuerdos internacionales de comercio— debería estar aumentando sus exportaciones, y puede que lo haga, pero no es fácil aumentar las exportaciones en la misma medida que se han reducido los precios de los comodities y, por ende, el reemplazo de esas divisas le tomará años al aparato productivo nacional.
La idea no es que los colombianos dejen de consumir productos nacionales para poderlos exportar, sino que se pueda incrementar la producción y para ello debemos ser competitivos, y puede que crezca la exportación con nuevos productos o un aumento de los que ya se exportan, y un aumento gradual de la producción ayudaría, pero desde luego con aumentos al valor agregado a las exportaciones que es lo que genera empleo y donde se debe concentrar el gobierno.
Para pensar
La idea de una economía boyante donde solo unos pocos se beneficien no es la mejor para un país como el nuestro con tantos ciudadanos viviendo bajo líneas de pobreza y donde el desempleo es uno de los grandes problemas que merecen atención.
Debemos analizar que se requiere de una nueva visión de país donde seamos productivos, eficientes, efectivos, y donde aprendamos a preferir los productos elaborados en nuestro territorio; donde se pueda hoy pedir en la tienda de la esquina un jugo elaborado con frutas nuestras producidas por nuestros campesinos, en vez de un refresco dañino para la salud como una cola o gaseosa, muchas saturados de azúcar.
Es con una actitud patriótica de consumo de lo nuestro que podremos avanzar. En vez de consumir whisky importado, tomar mejor cerveza colombiana o un ron nacional, o jugos y frutas del país.
Podemos preferir la tilapia—criada en nuestras granjas— a un pescado llamado Basa e importado de Vietnam. Hay muchos productos elaborados por nuestros artesanos e ingenieros, por empresas colombianas y que merecen mayor apoyo y espacio, mejores oportunidades, y por eso invito a todos a unirse a una campaña nacional que pretendo realizar con ayuda de los medios de comunicación masiva: Los invito - CCC -Colombiano Consume Colombiano.
