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Mi primer amigo, Julio José

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Israel Díaz Rodríguez - Médico Ginecólogo - Barranquilla, Colombia

 

Autor: Israel Díaz Rodríguez

Cuando estuve en Florencia, Italia, ciudad que toda es un museo, de las cosas sencillas que me llamaron la atención, una fue ver en algunos edificios y muros la marca hasta dónde el nivel de las aguas llegaron en el desbordamiento del río Arno el 4 de Noviembre de1996.

Seguidamente relacioné aquello con la creciente del año 1933 de nuestro Magdalena que fue la primera que yo vi, y la cual en mi inocente niñez, constituyó para mí y todos los de mi edad, una contecimiento fantástico, pues teníamos nociones abstractas de lo que era una creciente solo por las referencias que nos contaba mi abuelo de lo que había sido la creciente de 1916.

Julio José era un niño de mi misma edad, mi vecino de en frente de manera que siempre jugábamos en el patio de su casa o la mía, casi siempre lo hacíamos en el patio de mi casa porque tenía unos árboles de guayaba, cañandonga y totumo, este último era el favorito donde nos trepábamos, porque sus ramas flexibles muy resistentes, nos permitían convertir dos de ellas que se extendían horizontalmente, en nuestras bicicletas.

Niño jugando en un árbolDe manera que Julio José, era para mí como un hermano, pues hasta comía con nosotros en la casa, todo era, alegría infantil sin ocuparnosde más nada que jugar y jugar casi todo el día.

Pero vino la creciente del Magdalena del año 1933, teníamos ocho años de edad, los meses que duró la inundación nos separó, puesto que cada familia salió del pueblo donde las casas se hundieron hasta los techos, al bajar las aguas todo el mundo regresó al pueblo, la alegría de volvernos a ver fue inmensa, pero desafortunadamente, esta no duró mucho ya que a los pocos días, estalló la epidemia del Paludismo, Julio José enfermó y no sobrevivió al ataque del flagelo, murió mi amigo comotambién murieron otros habitantes.

Esta era la primera vez que la muerte me arrebataba un amigo, aquella muerte me sumió en un estado de tristeza que ya me parecíaque no encontraría por el resto de mi vida otro amigo igual, no obstante que en el pueblo había muchos niños de mi edad.

Me preguntaba: ¿Cómo es posible que esto haya sucedido? No meinteresaba reunirme con otros niños, y mucho menos hacerlos mis amigos. Durante muchos días estuve muy triste, perdí el apetito, dormía mal y en las horas de sueño, me despertaba sobresaltado soñando que Julio José me llamaba para jugar, mis padres al notar miestado de ánimo, preocupados consideraron que debía verme un médico.

Don Martín Turizo que era el médico de la familia, acudió a verme y le recomendó a mis padres que lo mejor era sacarme del pueblo, fui enviado a la casa de mis abuelos en Buenavista, allí vivía mi Tía Mary que tenía dos hijos varones un poco mayores que yo, Alfonso y Benjamín, que me acogieron con mucho cariño y en la compañía de ellos, poco a poco fui recobrando mi buen estado de ánimo, fueron seis meses con mis primos que me devolvieron gran parte de lo perdido, mi alegría y paz interior.

En mi vida adulta como profesional de la medicina, vi morir a mis cuatro abuelos, a mis padres y a mi hermana mayor, dolor y sufrimientos cuya dimensión no es fácil soportar pero enfrentados de una manera distinta a la desaparición del amigo de mi niñez.

Ya en mi vejez se me han ido adelantando muchos amigos, unos más íntimos que otros, todos me han dejado un vacío profundo, pero nunca comparable con el sufrimiento que me produjo la muerte de Julio José.

 

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