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La Protesta de Baraguá

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Autora: Yamila Vilorio Foubelo - Centro de Estudios Antonio Maceo Grajales

Expresiones de su trascendencia histórica en la República

En las primeras décadas de la república neocolonial el hecho histórico de la Protesta de Baraguá era exiguamente recordado y divulgado. Hagamos una reflexión de lo que significó la Protesta de Baraguá para esos hombres que estuvieron, o no, en el histórico suceso, esos que de una forma u otra compartieron con Maceo los avatares de la manigua y conocieron la gran magnitud de su pensamiento y notemos cómo durante la República no se le dio la connotación que merecía el acontecimiento.

La Protesta de BaraguáEl suceso que inmortalizó para la historia cubana a la figura indómita de Antonio Maceo, fue tratado primeramente por dos de los también participantes del hecho: Félix Figueredo con varios artículos y documentos divulgados en la Revista Cubana, que vio la luz en La Habana en 1888 y Fernando Figueredo, quien, en forma de escritos, fue sacando lo allí acaecido en el periódico “Patria”, desde junio de 1893 hasta octubre de ese mismo año, dando testimonios de lo ocurrido en ese lugar.

Por otra parte José Martí, en una carta que le escribiera a Antonio Maceo en 1893, reconoce el alcance de la obra, al decir: “Precisamente tengo ahora ante los ojos ‘La Protesta de Baraguá’ que es de lo más glorioso de nuestra historia.”

En 1902, el Gobernador Provincial de Oriente, Francisco Sánchez Hechavarría, mandó a colocar una inscripción en el lugar en que se celebró la histórica entrevista y prohibió terminantemente dañar estos legendarios árboles. Este es el primer hecho que se conoce de proteger el lugar de manos inescrupulosas e irresponsables.

La idea de inmortalizar el hecho histórico mediante un monumento, partió de algunos miembros del Consejo Territorial de Veteranos de Oriente, quienes hicieron ingentes esfuerzos para perpetuar este hecho y así poder conmemorar, cada 15 de marzo, la excelsa fecha.

Autoridades del Gobierno con el dueño de los terrenos donde se emplazó el Monumento.En 1907, el periódico El Fígaro publicó un ensayo de José Miró Argenter quien  calificaba al sitio donde están ubicados los legendarios mangos como “de los lugares más célebres de la campaña de Cuba, el teatro memorable de Baraguá, que Maceo inmortalizó con sus proezas.

También refiere Miró como desde allí, Maceo, en 1895, trazó la ruta de la invasión y termina diciendo:

“Tal vez Maceo no obtenga ningún monumento suntuoso; tal vez el hábil cincel del artista no nos deje esculpidas sobre el mármol o sobre el bronce, las facciones del caudillo glorioso, […] Pero procuremos siquiera conservar la pompa de aquellos árboles seculares, los mangos de Baraguá: hagamos porque no caigan las hojas del frutal amado, como han caído las ilustraciones del ardiente patriotismo bajo el encono de disgustos incurables”.

Estos comentarios se materializan con la tristeza e insatisfacción que sintieron algunos veteranos de las guerras independentistas por la dejadez que existió por parte del gobierno cubano por conservar los históricos mangos.

Quizás por la presión del pueblo y de la Asociación de Veteranos, en 1913, “El Cubano Libre” publicó una proposición de Ley relativa a autorizar un crédito de 6.000 pesos para la adquisición y conservación de los históricos Mangos de Baraguá.

Participación del Pueblo y de las Autoridades Día de la inauguración del MonumentoEn los días siguientes se divulgaron constantemente en los periódicos de la ciudad, la colecta que  estaba realizando el pueblo, para llevar a cabo la construcción del monumento que honraría el gran gesto patriótico. Pero, a pesar de que el Sr. Mariano Quintana, dueño de los terrenos donde estaban ubicados los históricos mangos, donó un pedazo de esas tierras para construir el monumento, el Gobierno Local mostró apatía para la consecución de esta magna obra.

Revisando algunas de las prensas santiagueras de finales de la colonia y principios de la república como: El Cubano Libre, La Región, La Independencia y El Diario de Cuba, notamos que asumen escritos sobre el hecho histórico de Baraguá en momentos en que La Patria necesitaba ejemplos de intransigencia ante la corrupción política y administrativa que se respiraba en la república cubana de ese entonces.

Muchos de los artículos aparecidos en estos periódicos, no tienen autores, por supuesto la responsabilidad de estos escritos recayó sobre el Consejo Editorial que estaba integrado indistintamente por los directores, se destacan: Mariano Corona, Daniel Fajardo, Eduardo Abril Amores, quienes asumieron de manera responsable lo que se escribía sobre la Protesta de Baraguá.

En 1922, cuando la isla era consumida por una de las tantas crisis capitalista que sufrió el mundo, ante las características que tenía su economía supeditada, el pueblo vivía en el escepticismo y la preocupación por las promesas de buen gobierno que ofrecían sus gobernantes corruptos.

Los cubanos empezaban a divorciarse de la politiquería tradicional y las elecciones carecían de repercusión en los sectores populares.

La supuesta “libertad de prensa” de esa época que denunciaba casi todos los males de la república, hizo que muchos de estos gobernantes pasaran a la historia como “democráticos”. Se usó el principio de que el gobernante podía hacer lo que le pluguiera para su beneficio personal mientras el pueblo podía decir todo lo que quisiera, pero realmente no se tomaba en cuenta la opinión popular.

Es por esto que los periódicos asumen posiciones más valientes y utilizan el hecho histórico de Baraguá, para alentar al pueblo que hacía falta que se repitiera el gesto patriótico de Maceo, en esos momentos en que en La Isla se respiraba tanta corrupción y entreguismo al imperio del norte.

En El Cubano Libre del 15 de marzo de 1922, en la sección “Editorial”, aparece el artículo: “Del gran tiempo histórico: La Protesta de Baraguá” donde plantea que hacía falta “remover las cenizas de la inmensa hoguera del viejo heroísmo libertador, como para que del hondo rescoldo se exhalen ráfagas cálidas de dignidad, que vengan a purificar el actual ambiente de escepticismo y corrupción que una política mercantilista y cínica ha producido en plena era republicana.

Monumento del ObeliscoExpone, además, los comentarios que hacía Fernando Figueredo en su libro “La Revolución de Yara” sobre lo acontecido en Baraguá y de la histórica entrevista, así añade: “Eleven los ojos hacia tan alto ejemplo, siquiera para mirarlo, esos cubanos que ahora, en estos tiempos menguados y caóticos serían capaces de venderlo todo, hasta la bandera de la patria, para el hartazgo de sus apetitos y de su voracidad insaciable y que profana a diario la santidad del patriotismo y el honor de la República.

Exhortaba al pueblo a tomar a Antonio Maceo como ejemplo y termina diciendo: “¡Ojalá que de aquel gesto memorable e inmortal, pudiera brotar ahora la virtud milagrosa de llamar al cumplimiento del deber y al culto del honor a todos los que, en la república, negocian con sus intereses, corrompen la democracia y socavan los cimientos de la nacionalidad!”i

El 15 de marzo de 1923, en la “Editorial” de El Cubano Libre se hace una referencia a la entrevista entre Antonio Maceo y Martínez Campos y termina este trabajo con una pequeña nota reseñando la situación política de ese momento en Cuba:

“Hoy, al cumplirse 45 años de aquel suceso memorable, […] renovamos el homenaje de nuestra más ferviente admiración al irreductible caudillo de Baraguá, cuyo alto ejemplo de dignidad patriótica debiera ser imitado, de algún modo, por los cubanos dirigentes de la República, para no pactar jamás con la ignominia y el deshonor.”

En 1923, sacuden a Cuba movimientos políticos de gran importancia. Muchos de ellos divulgaban su programa reformista basado en la lucha contra la corrupción. Estos movimientos se apartan de la política partidista del momento, y están al margen de la politiquería. Así lo expresan en la prensa.

A partir de 1923, el grado de vergüenza nacional a que se llegaba en esos momentos contribuyó a hacer del movimiento de los Veteranos y Patriotas una tendencia de opinión pública muy poderosa. Por eso, ante tanta fuerza en las peticiones de esta asociación, el 15 de marzo de 1931, es inaugurado el monumento en los históricos terrenos de Baraguá.

El autor de esta obra fue el ingeniero y arquitecto Antonio Bruna Danglad, las características arquitectónicas principales de este resultado se mantienen en la actualidad: tiene 30 metros de altura y en lo más alto una estrella de cinco puntas iluminada potentemente que representaba la estrella de los ideales de libertad alumbrando la República.

Monumento a los arboles de mango, del lugar donde ocurrió la entrevistaEl día de la inauguración fue imponente la cantidad de personas que allí estaban, provenientes de distintos lugares de la región oriental y la presencia de distinguidas personalidades como el Gobernador Barceló, el Alcalde de Palma Soriano, Dr. Viñas; el Coronel González Váldes, el Capitán Arturo de Feria; el Dr. Carlos A. Castellanos, el Coronel Adeodato Carvajal Duharte, Presidente del Consejo Territorial de Veteranos de Oriente, y algunos veteranos de la independencia.

Se hizo coincidir, con la inauguración del monumento, la muestra en la vitrina central del establecimiento “Las Columnas” de la ciudad santiaguera, de varias vistas panorámicas del Monumento y Parque de los Mangos de Baraguá, así como una bandera roja con la inscripción: “La Protesta de Baraguá”.Todos esos objetos eran de la propiedad del Sr. Mariano Quintana, el mismo que donó los terrenos para que se erigiera el magnifico obelisco.

El periódico La Región del 14 de marzo de 1931, comentó que también se iba a exhibir un hermoso cuadro que reflejaba escenas de Baraguá.

Posteriormente, los periódicos reflejaron las excursiones que hacían todos los años, escuelas, instituciones y, por supuesto, los veteranos  al sitio histórico de Baraguá, para conmemorar el digno gesto, pero se abordaba como una nota para que no pasara por alto el momento, disminuyendo así el gran sentido patriótico que tenía esa efeméride para el pueblo cubano.

Monumento a los arboles de mango, del lugar donde ocurrió la entrevista

Ante la situación de constantes crisis económica y política en que vivía el país, en marzo de 1932, los veteranos orientales quisieron conmemorar el  quincuagésimo cuarto aniversario de la Protesta.

En el “Diario de Cuba” se publicó una carta abierta firmada por tres reconocidos y valiosos veteranos: el Capitán Alberto Plochet, el Sargento Lino Barriento y el Comandante Manuel J. de Granda, preocupados por la apatía del Gobierno en recordar y conmemorar el gesto.

Plantearon, además, su aspiración de realizar una peregrinación al lugar, pero por su situación económica se veían imposibilitados de cumplir con su deber, por lo que solicitaban los medios de transporte para poder llegar al sitio.

Estado actual del MonumentoEl Gobierno, atendiendo a los deseos del Pueblo, publicó el 11 de marzo de ese mismo año, la venta de los pasajes con sus respectivas rebajas del 50% para que todas las personas que quisieran visitar el lugar, asistieran.

El Diario de Cuba” publicó, también, lo exitosa que fue esa jornada de conmemoración en los históricos Mangos y recogió fragmentos del discurso del Dr. Leonardo Griñán Peralta donde hacía una exhortación a los Fundadores de la República y a los Veteranos de la Independencia de Cuba, diciendo que nuestro país necesitaba más que nunca de su entereza y su valor, haciendo un llamado a que: “Frente a las maquinaciones del egoísmo y de la mala fe deben permanecer unidos y vigorosos, firmes como aquel 15 de marzo, decididos como aquel 22 de octubre.”

En las siguientes ocasiones en que se recordó la fecha, la prensa santiaguera se hizo eco de las actividades que allí, en ese glorioso lugar llevaron a cabo escuelas, instituciones estatales y culturales, donde no podía faltar el discurso de alguna personalidad del gobierno o de algún reconocido veterano de las guerras de independencia.

Al parecer, la evocación de esta efeméride decayó los siguientes años ya que la prensa solo recoge en cada aniversario, la visita que hacían, al histórico lugar, los Veteranos y algunas escuelas de la localidad, sin dársele mucha importancia.

Pero no es hasta el año 1955, en que el gobierno se interesa en oficializar la conmemoración de la fecha. El 17 de marzo de 1955, el Concejal Sr. Nemesio Lavié Vera, presentó una moción al Ayuntamiento Santiaguero, solicitando se declarara “Día del Civismo” en esta ciudad.

En su manifestación, refiere cómo se ha observado con el natural disgusto que a esta conmemoración siempre acuden los Veteranos y representaciones civiles y militares y por lo tanto propone un acuerdo para declarar “Día del Civismo” en Santiago de Cuba el 15 de marzo de cada año, “en homenaje al aniversario de la Protesta de Baraguá y como estímulo a la dignidad y el deber de nuestra ciudadanía y de las futuras generaciones”.

Así fue conmemorado durante la República neocolonial cubana, el gesto memorable de Antonio Maceo en los Mangos de Baraguá, considerado como lo más significativo dentro de las acciones políticas del Titán de Bronce.

Es de reconocer la ingente labor llevada a cabo por los veteranos de las guerras de independencia, escuelas y otras instituciones para solemnizar la fecha considerada una de las más fuertes y dignas demostraciones de fervor que debía enseñarse a las futuras generaciones cómo la más cívica lección de integridad y patriotismo cubano.

 

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