Autora: Sara Inés Pinilla Díaz
En Colombia las inversiones gubernamentales no obedecen a un estudio técnico de las necesidades de la población, sino a una perversa milimetría política que privilegia el caudal electoral de los mandatarios nacionales y regionales.
Por ello, los municipios pequeños que cuentan con reducidos votantes y que usualmente están divididos entre varias tendencias electorales no se contemplan para la mentalidad politiquera imperante en el país, como merecedores de la inversión de los dineros públicos.
Por ello, un municipio como Zapatoca con un gran potencial de desarrollo turístico, ha sido excluido por la actual administración departamental de las inversiones del sonado projecto conocido como el Contrato Plan para Santander, que es la mas importante apuesta para el desarrollo socioeconómico del departamento, con la inversión de 6,I billones de pesos, destinados a la construcción de 36 proyectos viales durante los próximos cinco años, donde los recursos para Zapatoca solo contemplan la pavimentación de un kilómetro, consecuencia ello de no haber sido el municipio adicto mayoritariamente en las pasadas elecciones al elegido en las urnas para acceder a la primera magistratura del Departamento.
Esta visión excluyente en el direccionamiento de los proyectos en el plano nacional y departamental, es uno de los factores incidentes en que se concentren los presupuestos en las grandes ciudades, generando un desarrollo desigual que convierte a los municipios en regiones de no futuro, cada vez con más carencias y una población decreciente impuesta por una economía cristalizada y precaria lo que deriva así mismo en localidades de emigrantes forzosos, donde el empleo depende inexorablemente de que se muera o se pensione alguien.
Frente a esa invariable concepción poco democrática un el manejo de los recursos públicos, solo nos resta a los Zapatocas el uso de artes adivinatorios para acertar en los próximos comicios electorales, para salir de este modo de nuestra marginalidad actual.