Autor: Gustavo Álvarez Gardeazábal
La feroz coincidencia de las dos mas grandes encuestadoras de este país, Gallup e Ipsos en comprobar que el presidente Santos ha llegado a su mas bajo índice de popularidad, al 29%, no lo podrán arreglar con los métodos conventuales de Juan Meza ni esperando que las encuestadoras de Caballero y de Lemoine den unas cifras distintas.
El presidente Santos no solo debe entender lo que es pegarse semejante bajonazo sino que debe hacer un replanteamiento de metodologías, de consejeros y de estrategias. Ya mató “La luciérnaga”, tiene desencuadernados a Darío y a Yolanda, sin tema a Julio y donde se descuide Salud, la mandan a freir espárragos a Valladolid.
Ese cuentico de sentar a la mesa imaginaria a periodistas y columnistas de la prensa bogotana para que coincidan todos cada fin de semana en el análisis del mismo tema y en hacer el coro que les enseñó el doctor Eduardo Zuleta Ángel a sus nietos, se debe acabar.
A Santos y a sus asesores se les agotó el esquema repetido. Se les acabaron la lista de uribistas a condenar y, sobre todo, se les acabó la posibilidad de seguirle echando el cuento al país decretando el unanimismo en los medios.
No está bien que el presidente Santos quede como Petro tirado en el piso del desprestigio cuando necesitamos que salga adelante en su particular idea de conseguir la paz con las Farc. No se podrá firmar algo consistente en La Habana si en ese momento a Santos y a las Farc nadie les va a creer.
Hay que llamar al gobierno a los marginados. Hay que cambiar de estrategas. Hay que convocar a quienes entiendan al país no a quienes saben complacer los caprichos de Santos.