Autor: Diego Andrés Rosselli Cock
Los dos objetivos del proyecto “Una historia de 100 ciudades” son sencillos:
1) visitar cada una de las 100 principales ciudades y pueblos de Colombia y
2) escribir una crónica de cada uno de ellos.
El origen de la idea fue así: Me encontraba dictando una conferencia médica en la ciudad de Pasto y quise aprender un poco sobre la rica tradición de esa ciudad. En la librería local me ofrecieron la historia de Pasto¡en siete tomos! Qué útil sería tener un escrito breve para los visitantes apresurados, pensé
A la semana siguiente estaba en Santa Marta. Nuevamente me impresionó el volumen de información existente sobre esta ciudad. Ya allí decidí que recogería bibliografía en cada ciudad que visitara, para escribir de cada una de ellas un resumen, con la información que yo considerara más importante para un visitante interesado en la cultura y la historia locales.
Ahora, ¿cuántas ciudades incluiría en mis pesquisas? ¿diez, veinte, cincuenta?
Cien me pareció un buen número.
Para seleccionarlas recurrí al censo de 1993, y tomé como criterio el número de habitantes de cada cabecera municipal. Junté luego áreas metropolitanas y “ciudades satélites”, y listo. Me embarqué en la aventura.
En enero del 2005, después de invertir unos pesos en mantenimiento preventivo de mi viejo Land Rover modelo 1966, partí de Bogotá con rumbo norte. Visité así Chiquinquirá, luego San Gil, y llegué a Bucaramanga. Mi carro quedó allí guardado, en casa de un amigo, y yo volé de regreso a Bogotá.
Un par de semanas después lo recogí en Bucaramanga y, vía Pamplona, lo dejé en Cúcuta. De este modo, mi carro dormiría semanas y hasta meses, en Valledupar, Riohacha, Santa Marta, y tantas otras ciudades de Colombia
Yo conseguía en cada una de ellas que me invitaran a dictar una conferencia, y así financiaba mis trayectos aéreos. El carro llegó a Bogotá en diciembre de 2006… para salir rumbo a Casanare a los pocos días. El próximo rumbo es el Huila
En junio de 2005, mis crónicas empezaron a aparecer todos los miércoles en el diario económico Portafolio, en donde yo he sido columnista ocasional. Pasó un tiempo antes de que Portafolio me empezara a ayudar con pasajes aéreos. Cabe agregar aquí que aparte de esta ayuda que ha sido ocasional, este proyecto ha sido totalmente autofinanciado
Con el tiempo, mi sistema de recolección de información se fue volviendo cada vez más sistemático: primero una búsqueda minuciosa de información bibliográfica en bibliotecas bogotanas. Ha sido una sorpresa encontrar que casi no hay pueblo colombiano en donde no haya habido algún ciudadano, muchas veces quijotesco, que se haya sentado a escribir la historia de su municipio.
En ocasiones internet ha resultado un recurso muy valioso. El siguiente paso ha sido una búsqueda de contactos locales. Los mismos libros proporcionan muchas veces esta información, y adicionalmente he consultado por teléfono con la respectiva casa de la cultura, biblioteca municipal, e incluso con la misma alcaldía
Cuando logro tener este contacto establecido sí organizo mi visita. Hay lugares en donde las historias para contar son muchas, hay otros en donde la búsqueda de un tema central para la crónica es más dispendiosa
A Palmira y a Cereté, por citar tan solo unos ejemplo, tuve que viajar no dos sino tres veces para lograr recoger la información necesaria para mi respectiva crónica.
La idea final del proyecto no concluye con las 100 crónicas publicadas en Portafolio (a la fecha ya van 64 publicadas). Al final, pretendo reunirlas todas en un libro, que muy seguramente edite Intermedio Editores, de la misma casa editorial de El Tiempo.
Muchas son las anécdotas y muchas las lecciones que he recogido en mis recorridos por Colombia. Pero ello, claro, no ha sido gratuito. Es casi obvio que un proyecto de esta magnitud ha puesto en apuros la estabilidad financiera de mi familia
No sólo he invertido mucho dinero en este proyecto, también le he dedicado mucho tiempo; tiempo que he robado de otras actividades productivas, y tiempo que he quitado a mi esposa y a mis dos hijas (que, claro, sólo en muy contadas ocasiones me han podido acompañar en mis viajes).
El trabajo que queda por delante es todavía grande. La última de mis imágenes acompañantes muestra las 33 ciudades que pretendo visitar para culminar el proyecto.