Autor: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Hace unos días, armaron un alboroto de la madona porque la Super había descubierto otro nuevo cartel de precios, esta vez de los cuadernos. El hecho de que allí, además de los sapos de Kimberly (que han estado en todos los otros carteles de pañales y papel higiénico) estuviera la centenariamente prestigiosa Carvajal S.A. y sus cuadernos Norma, nos hizo abrir los ojos de asombro.
Ahora se ha sabido que el pretendido cartel que denuncia tan pomposamente el Gobierno está por lo menos impulsado por la DIAN al interpretar una ley y cobrarle a todos los cuadernos importados (el 40% de los que se venden) impuesto de IVA.
Siempre los cuadernos han estado exentos de pagar IVA. Si uno lee la reforma tributaria 1607 del 2012, sigue creyendo que no se cobrará el IVA a los cuadernos. Pero si va a la práctica, encuentra que no se autoriza la devolución bimestral del IVA y entonces los cuadernos económicos resultaron con un alza del 25% este año.
Si el asunto es de interpretación de la ley, le corresponde a la DIAN corregir la decisión de algún empleado medio. Pero si es la ley, como alegan algunos, el Congreso debería cambiarla.
Es un absurdo que mientras la ministra Gina Parody trata de que 10 mil estudiantes entren gratis a universidades y millones de niños puedan matricularse sin costo y todos puedan gozar del privilegio de los desayunos y almuerzos escolares, a alguno de los alcabaleros que ejercen en la DIAN les haya dado por cobrarle el IVA realmente a los cuadernos y que los padres de familia lo estén pagando sin derecho a protestar y sin que nadie recoja su queja; porque políticos hay, pero haciendo otras cosas.