Autor: Alejandro Duarte Rueda
Nuevamente está sobre el tapete el incremento tarifario del 18 por ciento del gas natural lo que hace que el costo de la canasta familiar se incremente notoriamente hasta el punto de que desaparece el pan de 200 pesos y el corrientazo de 5 mil, afectando a las personas más necesitadas y que viven del día a día.
Creemos que este aumento es muy perjudicial sobre todo para el valor de la canasta familiar, ya que hace que las personas no puedan acceder a los artículos de primera necesidad a un costo tan elevado. Incrementos estos que desde luego afectan más que todo al que tiene menos capacidad de pago, porque el comerciante, el dueño del restaurante, los panaderos, los tenderos, necesariamente tendrán que trasladar este incremento al consumidor final.
De ahí que sentimos que el gobierno realmente no se compadece de la gente más necesitada al autorizar un incremento tan exagerado del 18 por ciento, por lo que se motivan nuevamente las protestas en busca de conseguir que el gobierno determine un precio accesible en este servicio tan necesario.
Ya hemos visto cómo el incremento de la energía, de la telefonía celular, de todos los impuestos han sido en alguna medida más o menos concertados con la opinión pública y con los consumidores, y se han podido conseguir unas rebajas sustanciales.
Pero en cuanto al gas se refiere, sí es un nuevo golpe a la población, sobre todo a la de la Región Caribe, teniendo en cuenta que en cambio, en el interior del país se maneja una escala que no es superior al 4 por ciento de incremento.
Mi vecino de columna en La Libertad, el senador José David Name convocó la unidad regional y consiguió una rebaja cuando el Ministerio de Minas y Energía y la Comisión de Regulación de Energía y Gas, Creg, aspiraban a un 25 por ciento para el 2015.
Ha sido un proceso largo y lento, tal como lo relata el senador Name Cardozo:
“Dimos el necesario compás de espera sin resignar la atención y el reclamo semanal por un sistema tarifario justo y adecuado. De esto era totalmente consciente la Bancada Caribe tanto del Senado de la República como de la Cámara de Representantes, que también oficiaba para el respaldo pertinente a quien en estos instantes ejerce la Presidencia del Congreso de la República, lo cual motiva mi eterna gratitud. Sin egoísmos ni mezquindades”.
“Al comenzar este año, convocamos a una reunión en Bogotá de las Comisiones Quinta de Senado y Cámara, el Ministerio de Minas y Energía, la Creg y dirigentes de la Costa Caribe, públicos y privados, para que se expusieran los avances de la Mesa Técnica y si bien ese día no se dio el anuncio que esperábamos, comprobamos que el Ministro Tomás González había entrado por la senda de que se adoptara un sistema de precios “justo y adecuado”. Nuestros argumentos a favor de hundir la resolución que inicialmente había proyectado la Creg, siempre fueron contundentes y respetuosos. Basados en la técnica y la jurisprudencia. Nos apoyamos en lo socialmente responsable y políticamente negociable”.
Y finaliza afirmando: “Lo más gratificante es que todos los actores de la región, desde cada una de sus instancias como sociedad civil, hicieron eco y se organizaron para mostrar una sólida unidad regional frente a la necesidad de no permitir que prosperara un sistema de precios lesivo. El tema del gas natural avivó la llamita de la integración por una causa común y esa unidad logró su cometido al final del túnel. Se convirtió en la luz que queríamos”.
Pero por más diligencias que ha hecho el senador José David Name, no se ha podido lograr que el precio no sobrepase el índice del costo de vida. Y ahora el gobierno nos sale con otra estrategia. Por eso él tendrá que insistir nuevamente en el concepto de que es un duro golpe para las clases menos favorecidas.