Autor: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Ha sido de tal magnitud el frenón que el gobierno de Santos le ha pegado a la locomotora de la minería con su vaivén jurídico, su reforma tributaria y sus indecisiones en casi todas las líneas que la más poderosa firma minera del mundo, Anglogold Ashanti, está pensando seriamente en irse del país. 
Esta empresa, que ha manejado con más equivocaciones que aciertos el espinoso tema de la mina de La Colosa en el Tolima, y no se ha podido poner de acuerdo ni con los Jaramillos, ha invertido grandes sumas y un excelente manejo social en una pequeña mina de oro en San Roke y en la esperanzadora mina de cobre de Jericó.
Pero es tal la angustia que le han generado la inseguridad jurídica que este gobierno ha patrocinado en materia de minería y la desazón que crea las famosas consultas convocadas por los alcaldes y los ires y venires de las normas ambientales, que se vieron obligados a tomar medidas internas, las que vistas desde afuera, hacen intuir que preparan maletas.
El presupuesto de la empresa para el 2015 que se aprueba en diciembre, fue diferido al visto bueno de la sede en Sudáfrica a 90 días a la espera de mejores vientos. Pero lo que si se ha comprobado es que por los menos 200 empleados ya salieron de la nómina y en estos 90 días deben salir otro tanto más.
Independiente de que puedan o no manejar el lio de la mina de La Colosa, el mensaje que se enviaría a los inversionistas extranjeros con el retiro de la Anglogold, es muy dañino.
Confiemos empero en que el unanimismo mediático de Santos le permita atajar este chasco económico en un año que ya de por si se ve muy duro.