Autor: Moisés Pineda Salazar
La importancia del legado del ex Presidente Pastrana estuvo conformado por un conjunto de conquistas, entre las cuales sobresale el hecho de haber deslegitimado, política e intencionalmente, a las FARC.
Además, son suyos los logros de haber alineado a la opinión pública internacional en favor del Gobierno Colombiano en su lucha contra las FARC y el de haber tomado, desde la condición civil, la decisión compleja y dura de desburocratizar, depurar y profesionalizar unas Fuerzas Armadas amodorradas, vinculadas, según las conveniencias y circunstancias, con todas y cualquiera de las fuerzas irregulares que operaban, y aún siguen operando en el territorio nacional.
Tarea difícil y altamente explosiva la de "meter en cintura" a batallones completos dedicados a la tarea participar en negocios ilegales que van desde la minería ilegal del oro en el Chocó, la expoliación y la acumulación de tierras en zonas del Magdalena Medio; el tráfico de ganado con fines de evasión de obligaciones económicas adquiridas con bancos y corporaciones por ganaderos corruptos, denunciando en connivencia con las fuerzas del Estado, "haber sido robados" por una guerrilla inexistente en los Montes de María y, la no menos infame, la de "mirar para otro lado" ante el ir y venir del tráfico de estupefacientes por Morrosquillo, los Territorios Nacionales y las costas del Pacífico.
Ello, sin mencionar la ineptitud de unos mandos que irresponsablemente creyeron que "el enemigo no ataca de noche" y fueron copados por la guerrilla en Patascoy y en Las Delicias, solo para mencionar los casos más sonados. Pastrana hizo el gasto político, económico y militar de profesionalizar y fortalecer a las Fuerzas Armadas en su lucha contra la insurgencia.
Para lograrlo, hizo lo que tenía que hacer:
1- Asumir la iniciativa política corriendo riesgos tan altos como el previsible gesto de "la silla vacía" en el que la guardia armada de la guerrilla tuvo el gesto infamante de darle la espalda y colocar a sus espaldas la bandera insurgente y, a su lado, jefes militares provistos de armas ofensivas.
2- Desvirtuar el discurso internacional de la guerrilla con riesgos altos en la opinión por la ambigüedad del mensaje al "presentar en sociedad" a las FARC ante la Comunidad Europea.
3- Tender la "celada política" de exacerbar en el contenedor militar la idea de "estamos ganando" llevándolo a cometer errores políticos y militares de los cuales aún no se recupera. Es el caso del Caguan, del cese bilateral del fuego, de la desmilitarización y del despeje de municipios que es presentado por los contradictores del Ex presidente Pastrana como una oportunidad que se le dio a las FARC para fortalecerse militarmente cuando, en realidad, también fue un "respiro estratégico" necesario para el Gobierno en orden a mejorar su situación política, su estructura de mandos militares y políticos y la financiación de la logistica para la guerra que, en otras circunstancias hubiera sido promovida como una "intromisión de una potencia extranjera", como una INTERNACIONALIZACIÓN DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO, con las consecuentes ventajas político-militares para las FARC con el apoyo del Gobierno Chávez que, en el fondo de su política interna, sigue aspirando a poder reconocerle a las FARC la condición de beligerantes.
Entonces,¿cuál es el mensaje que subyace en esta argumentación?
Quiero decir que en un Régimen Presidencialista las decisiones que toma un gobernante, guiado por la llamada ETICA DE LA RESPONSABILIDAD, tienen una lógica interna que puede ser "leída" o "traducida" de muchas maneras, a conveniencia de quien lo hace.
Ahora bien ¿cuál es la percibida "mezquindad" del expresidente Pastrana?
La de comportarse, la de opinar, la de "saber cómo son las cosas" y, sin embargo, decir lo contrario, opinar, hablar y actuar a sabiendas de que miente. O, la peor de todas, la de haber renunciado a ser un orientador de la Política Nacional, de la Politica de Estado, tradicional en el sistema Presidencialista Colombiano, para —como ocurre en los regímenes parlamentarios— comportarse como cualquier político que dice y pregona lo que le convenga a su condición de "líder de una masas electrizadas por sus propios odios y temores".
Pastrana se comporta como cualquier político que, para construir, recuperar o mantener su liderazgo, dice y repite lo que la gente quiere oír, con el fin de constituir a su Partido en una opción real de poder.
De esto es importante concluir que el comportamiento del expresidente Pastrana, al igual que el del ahora Senador Uribe en el Congreso Colombiano y que el de los expresidentes Samper en la UNASUR y Gaviria en la conducción del Partido Liberal, expresa una ruptura en la tradición política del país en la que los ex presidentes, "esos muebles viejos" de los que hablara el expresidente López Michelsen, de esos "trastos" que la gente no sabe qué hacer con ellos, dejan de cumplir el papel de ser la "conciencia nacional", la continuidad simbólica de la Unidad de la Nación, y se han convertido en agentes de los intereses de los partidos y de las facciones políticas, con todos los vicios que caracterizan ese agenciamiento.
Entre ellos: el uso de la mentira como argumento, el uso del lenguaje propagandístico en el debate público y la exacerbación de las pasiones en el trámite de sus intereses.
Para bien, o para mal, en medio de la ruptura de los equilibrios del sistema de pesos y contrapesos introducidos por la reelección presidencial, estamos asistiendo al nacimiento de una "cultura" característica de los sistemas parlamentarios, que no hemos conocido, pero que el Presidente Santos nos anticipa asumiendo las tareas de un Jefe de Gobierno que se complementa con un Vicepresidente que actúa como un Primer Ministro y con un funcionario que se comporta como Jefe de un Gabinete compuesto por Ministros que, por su perfil tecnocrático, cada día se parecen más a Secretarios Misionales que le,rinden cuentas a unos Partidos Políticos que actúan como bancadas y que tienen la capacidad institucional de removerlos mediante la Moción de Censura.
Lamentablemente, el Gobierno no aprovecha la circunstancia y deja pasar la oportunidad que, para no pocos, significa "dejar abierta la puerta" para un proceso refundacional del modelo de Estado. Tarea propia de una Asamblea Nacional Constituyente.
En el entretanto, el expresidente Betancourt dedica su tiempo a cultivar la poesía y a las tareas de la Fundacion Santillana.