Los recientes fraudes científicos demeritan la rigurosidad de algunos investigadores, pero también resaltan sus capacidades histriónicas, dignas hasta de premio cinematográfico.
Mentiras virales
En 1998, un estudio de Andrew Wakefield vinculaba la vacuna triple viral con casos de autismo. En 2004 se comprobó que era un fraude y que el científico había recibido 55.000 libras de una institución que quería emprender medidas legales contra los laboratorios que fabrican esas vacunas.
No hay tal cura del cáncer
En octubre de 2005, el médico y científiconoruego Jon Sudbo publicó la confirmación de su hipótesis sobre la reducción de riesgo de cáncer bucal para fumadores que consumieran antiinflamatorios. En enero de 2006 reconoció que los 454 pacientes en los que basó su supuesto estudio no existían, y que incluso algunos fueron “asesinados” imaginariamente, con su firma en las actas de defunción.
Clonación mentirosa
El coreano Hwang Woo Suk afirmó haber clonado células humanas. En noviembre de 2005, fue descubierta la primera prueba de su engaño, cuando se reveló que él presentó la misma fotografía en dos trabajos diferentes, con cuentos diferentes.
Falso científico
En 1999, Investigadores del Lawrence Berkeley National Laboratory, de Estados Unidos, dieron a conocer el descubrimiento del elemento 118 -el ununoctiun-, cuyo núcleo poseería 118 protones y 175 neutrones. En 2202 se proclamó que fue un error, pues Víctor Nivov, quien hacía parte del proyecto inicial, fabricó los datos iniciales.
Mejor montaje
Jan Hendrick Schon, un investigador del laboratorioBell en Nueva Jersey, fue descubierto en el año 2002. El científico que durante años estudiaba la mano eléctrica había publicado ya en varias ocasiones en las revistas Nature y Science. Un comité evaluador reveló que Hendrick había inventado sus resultados en, al menos, 16 ocasiones.
A pesar de que sus descubrimientos eran incomprensibles, Hendrick era visto con admiración por sus colegas.
(Revista Semana)