Los refranes con que nuestros abuelos definían las cosas tienen mucho de verdad; por ejemplo “Nadie sabe para quién trabaja”, o "El vivo vive del bobo" se convierte en esta historia en una cruel realidad…. Y si por Colombia llueve, con la pirámide de los Murcia, por otros lados de Norteamérica nunca escampa.
Han transcurrido dos años desde que el financista Bernard Madoff confesó que el negocio de inversiones que había creado era una “gran mentira”; casi todas las vidas que tocó el cerebro de esta gran estafa están destrozadas.
El gigantesco fraude, considerado el mayor en la historia del mundo y estimado en más de 50.000 millones de dólares, dejó una estela de dolor, rabia, odio y deseos de venganza que todavía no ha parado de causar estragos.
La vida de muchas de las víctimas que no han recuperado nada del dinero invertido está destruida; a siete de los ex empleados de la firma les cayó el peso de la justicia y están detenidos. Varios inversionistas que recibieron más dinero del que depositaron, enfrentan demandas e indemnizaciones, y, por consiguiente, la familia Madoff vive su propia historia.
Mientras el cabecilla de este escandaloso robo paga la condena de ¡150 años!, en una prisión de Carolina del Norte, su familia tuvo que adaptarse a una nueva vida; después de disfrutar de las mieles de la fortuna con los dineros mal habidos de su esposo, sus hijos tiene que enfrentar la vergüenza, acosados por los paparazzi, que los persiguen continuamente, los ex empleados y las víctimas los abordan para insultarlos, y el abogado encargado de recuperar los dineros los tiene entre ojos, tratando de quitarles hasta la pocas cosas que logran encontrar; aunque algunos manifiestan que los han visto paseando en carros de lujo y es algo que no les perdonan las víctimas de la estafa: el costoso estilo de vida que, según dicen, siguieron llevando.
Para su hijo, Marck, de 46 años, soportar este drama fue muy difícil; durante varios meses intentó, sin éxito, conseguir un trabajo y retomar sus contactos con el negocio bancario, pero no lo logró, sólo recibió rechazos.
Su esposa, Stephanie, tuvo que cambiar el apellido Madoff por Morgan para tratar de llevar una vida tranquila y libre de amenazas. Marck estuvo tan impactado y su vida se tornó en un infierno que terminó por quitarse la vida La Policía de Nueva York, lo encontró muerto en su apartamento de Manhattan, colgado de un tubo del techo, mientras que su hijo, de tan solo dos añitos, dormía solo en otra habitación.
Otros familiares también están en la mira de las autoridades: Peter Madoff, de 66 años y hermano de Bernard tiene sus activos congelados en espera del resultado del litigio. Alega que no tenía conocimiento de la pirámide de su hermano.
Según él, su esposa perdió millones de dólares que había invertido con su hermano; ella, e igualmente sus hijos, están demandados por el abogado de las victimas que busca alrededor de 200 millones de dólares, productos de ganancias mal habidas.
El fraude tocó también a Jeffry Picower, considerado el mayor beneficiario de la pirámide de Madoff. Fue socio del financista y según los investigadores, retiró 7.800 millones de dólares, a pesar de que solo depositó 619 millones, de acuerdo a las investigaciones; Picower falleció, tras sufrir un ataque cardiaco, mientras nadaba en la piscina de su mansión; ahora su viuda enfrenta un embargo, para recuperar alrededor de 7.000 millones de dólares.
Aunque algunas de las víctimas han recuperado el dinero, muchas aún no lo han logrado. El abogado de las víctimas, Irving Picard está buscando dinero y activos hasta debajo de las piedras. Hace poco presentó una ola de demandas por indemnización por los fondos de personas o empresa que dijeron no saber de la pirámide, pero sí se beneficiaron de ella.
Entre los demandados está el banquero Sonja Kohn, de Austria, sus familiares y entidades relacionadas por 19.600 millones de dólares, la mayor demanda que ha puesto en marcha para tratar de recuperar el dinero de las víctimas del fraude.
También fueron demandados grandes bancos internacionales, como UBS, JP Morgan o HSBC, el Bank Austria, UniCredit: se les acusa de consentir a sabiendas la mayor estafa de la historia e, incluso, de ganar dinero con ella.
Pero, a pesar de los esfuerzos, todo parece indicar que la mayoría de las víctimas de esta pirámide infernal, nunca recuperan su dinero. Y aunque Madoff pasará el resto de su vida tras las rejas, la estela de dolor y rabia que dejó es inmensa, incluida su familia, que ya está pagando con la muerte de uno de sus miembros, los platos rotos de la gran estafa de la historia en el campo financiero.
(Revista Semana)