El siguiente es el texto de una de las últimas cartas que escribió Simón Bolívar pocos días antes de su muerte en San Pedro Alejandrino, de Santa Marta, Colombia. Nótese su gran tristeza por la inminencia de su muerte que ya sabía que estaba a punto de suceder.
San Pedro Alejandrino, 6 de diciembre de 1.830.
Querida prima:
Te extrañará que piense en ti al borde del sepulcro ¿?
Ha llegado la última aurora; tengo al frente el mar Caribe azul y plata agitado como mi alma por grandes tempestades; a mi espalda se alza el macizo de la sierra con sus viejos picos coronados de nieve impoluta como nuestros ensueños de 1.805; por sobre mi el cielo más bello de América, la más hermosa sinfonía de colores, el más grandioso derroche de luz.
Y tú estás conmigo porque todos me abandonan; tú estás conmigo en los postreros latidos de la vida, en las últimas fulguraciones de la conciencia…..Adiós Fanny.
Esta carta llena de signos vacilantes, la escribió la mano que estrechó la tuya en las horas del amor, de la esperanza y de la fe; esta es la letra que iluminó el relámpago de los cañones en Boyacá y en Carabobo; esta es la letra escritora del Decreto de Trujillo y del mensaje de Angostura...
No la reconoces verdad ¿????
Yo tampoco la reconocería si la muerte no me señalara con su dedo despiadado la realidad de este supremo instante.
Si yo hubiera muerto sobre un campo de batalla, dando frente al enemigo, te dejaría mi gloria, la gloria que entreví a tu lado a los campos de un sol de primavera……
Muero miserable, proscrito, detestado por los mismos que gozaron mis favores; víctima de inmenso dolor, presa el alma de infinitas amarguras. Te dejo en recuerdo mis tristezas y las lágrimas que no llegaron a verter mis ojos. No es digno de tu grandeza tal ofrenda ¿?
Estuviste en mi alma en el peligro; conmigo presidiste los consejos de gobierno; tuyos fueron mis triunfos y tuyos son también mis últimos pensamientos y mi pena postrimera.
En las noches galantes del Magdalena vi desfilar la góndola de Byron por los canales de Venecia; en ella iban grandes bellezas, grandes hermosuras; pero no ibas tú; porque tú haz flotado en mi alma mostrada por las níveas castidades.
A la hora de los grandes desengaños, a la hora de las infinitas congojas apareces ante mis ojos moribundos con los hechizos de la juventud y de la fortuna. Me miras y en tus pupilas arde el fuego de los volcanes ; me hablas y en tu voz escucho las dianas inmortales de Junín y de Bomboná.
Recibiste los mensajes que te envié desde la cima del Chimborazo ¿?
Adiós Fanny!! Todo ha terminado: Juventud, ilusiones, sonrisas y alegrías se hunden en la nada; sólo quedas tú como visión cerífica señoreando el infinito, dominando la eternidad.
Me tocó la misión del relámpago: Rasgar un instante la tiniebla, fulgurar apenas sobre el abismo y tornar a perderme en el vacío.
Bolivar.