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Reforma Tributaria: Nadando contra la corriente

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Blanca Inés Prada Márquez

 

 

Blanca Inés Prada Márquez

Filósofa, Historiadora - Bucaramanga, Colombia

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Se ha dicho mucho, quizá demasiado en estos días sobre la “Reforma tributaria” pero los grandes y verdaderos problemas me parece que no han sido tratados. Me permito con todo respeto ofrecer algunas reflexiones sobre tres temas que considero muy importantes:

  • 1. La obligación que todo ciudadano tiene de pagar impuestos al Estado;
  • 2. El salario mínimo, que es una vergüenza;
  • 3. Los altísimo y escandalosos salarios de algunos servidores públicos.

1.  Es deber de todo ciudadano pagar impuestos al Estado  como también exigirle a éste que los invierta en beneficio de toda la población: salud, educación, infraestructura vial, servicios básicos de calidad, seguridad, etc.

Por lo tanto el gran debate académico no debería centrarse en defender la concesión otorgada en el decreto 624 de 1989, articulo 206, numeral 7, inciso final, que concedió a los docentes universitarios la excepción de 50% del salario de pagar impuesto, excepción que tarde o temprano caerá; sino más bien luchar por unos salarios justos, y en particular por mejorar los salarios de enganche para los docentes nuevos muy bien preparados que llegan a las universidades públicas, y por los malas ofertas salariales prefieren irse a otras instituciones, perdiéndose así un talento humano joven muy importante para el éxito de la labor universitaria.

Defiendo la tesis de que todo trabajador, sin excepción, debería pagar impuestos, desde el que gane menos hasta el que gane más, claro según una tabla bien establecida y equitativa, pero todos los ciudadanos tenemos la obligación de contribuir al bien común con nuestro aporte económico.

Pero además, y esto es muy importante, tenemos la obligación de constituirnos en “veedores”, es decir, en “fiscalizadores” del Estado para obligarlo a utilizar de la mejor manera posible los dineros pagados por los ciudadanos. En este orden de ideas soy partidaria de que incluso los pensionados paguemos impuestos.

En Colombia sólo si su pensión pasa de 50 salarios mínimos mensuales se paga impuesto, es decir que sólo si usted gana más de 20 millones debe tributar. Y lo curioso es que en la nueva Reforma tributaria se establecía que pensiones superiores a nueve millones pagarían impuestos, pero como el 84% de las pensiones altas están en manos de los congresistas y los altos funcionarios del Estado, este fue el primer grito de protesta que se escuchó sobre la reforma. 

2. Una buena batalla que deberíamos librar como ciudadanos y también como académicos es por la duplicación del S M. Por Dios ¿Quién puede vivir hoy en nuestro país con $580.00,00? Me dirán, pero para ellos hay otras ayudas, pues lo mejor es que la gente gane un salario justo para que no tenga que depender se las limosnas del Estado que casi siempre se convierte en compra y venta de votos, es decir en corrupción.

Y para adelantarme a los que seguro van a pensar que lo que yo estoy pudiendo es que se dupliquen las pensiones  ya que estas aumentan lo que aumenta el salario mínimo, les digo: NO, en absoluto. Lo que estoy pidiendo es que haya una verdadera reestructuración de los salarios en el país, para que nadie gane salarios de hambre, y que tampoco haya salarios escandalosamente exorbitantes que lleguen a más de 40  veces el S M, algo tan desproporcionado que pone a Colombia entre los países más inequitativos del mundo.

Y aquí va el tercer punto.

3. Lo que deberíamos solicitar con gran energía y para ello si hacer manifestaciones, seminarios, foros, asambleas permanentes y firmas a millones, es para que se le baje el salario a los congresistas, a los Altos empleados del Estado, a las Altas cortes, en fin a todos esos señores que se ganan salarios escandalosos en un país donde más del 30% de la población vive en niveles altos de pobreza y hasta en la miseria.

Lo que debe pedirse es que en nuestro país nadie, ni siquiera el presidente, gane más de quince millones de pesos, es decir, que nadie gane más de 15 salarios mínimos, y esto si el SM logrará subirse al menos a un millón de pesos, como sería justo. Lo hizo Lula Da Silva en el Brasil y la economía de su país no fracasó sino que al contrario se robusteció.

Con todo respeto me parece que la lucha en torno a la caída de la Reforma tributaria está mal enfocada, no apunta a los verdaderos problemas del país, es ajena a la situación de injusticia e inequidad social en la que se debaten la mayoría de los colombianos. Así esto no sea exacto, lo que percibe el común de los mortales es que los profesores de la UIS y de otras universidades públicas nuevamente están en paro porque no quieren pagar impuestos.

Deberíamos ser capaces de mostrarle a la sociedad que nuestra lucha como académicos es por un país más justo y más humano, más plural y menos inequitativo.   

De sobremesa: 

Hace menos de un mes que se inició el segundo semestre académico del presente año ¿No hubiera sido más justo que el debate en contra de la Reforma Tributaria no hubiera llevado a la suspensión de clases por parte de los profesores de tiempo completo? Menos mal que los de cátedra, que son la mayoría, si siguen trabajando, y como me dijo en días pasados un colega que lleva más de 25 años como profesor de Cátedra en la UIS: “Seguimos trabajando porque nosotros, que somos la mayoría, nunca tenemos derecho al pataleo”.

 


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