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El Son se fue de Cuba

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Autor: Moisés Pineda Salazar

Hace un par de meses, volví a Cuba. Como suelo hacerlo cada año. Siempre “bajo sospecha”.

Carnavales de Santiago de CubaEsta vez, regresaba a los carnavales de Santiago para encontrarme con que, a diferencia de hace más de una década, quince años tal vez, ahora se parecen a cualquier otro carnaval con sus palcos de madera, dispuestos para turistas y mandamases frente a los cuales desfilan los elementos de la tradición de oriente congas y cabildos, perdidos en medio de una parafernalia de plumas, lentejuelas, canutillos y piel al aire.

La calle es como una pasarela en la que, con la excusa de un tema particular- esta vez la defensa del medio ambiente- desfilan ataviados con estrambóticas armazones de tela, modelos femeninos, masculinos, travestis y de sexo indeterminado, como es de ocurrencia en cualquiera de estos desfiles de carnaval que en La Havana, en Santiago, en Barranquilla, o en Cartagena, han terminado por ser lo mismo.

Ahora Capetillo (Escuchar)

Dos minutos de Cabildo, dos o tres de baile de chancleta, tres o cinco de rutinas de conga, se pierden en medio de otros cuarenta dedicados a la comparsa, a la música de moda y al paso de “espectáculos rodantes” que es como aquí llaman a las carrozas en las que se escenifican con canto, danza, luces y música pequeñas producciones de vodevil.

El año anterior, pagando mis propios gastos,  en la fecha del “Festival del Fuego”, había estado en “La Ciudad Heroica, Combatiente y Hospitalaria” participando en eventos festivos y académicos del denominado “Festival del Caribe” a los cuales habían sido invitados el Carnaval Barranquillero y una Banda de Músicos Antioqueños, a quienes se rindió homenaje en este evento en el que se reúnen los países de las Antillas a compartir su cultura.

Almendra... (Escuchar)

Carnavales de Santiago de Cuba

Por cierto, a modo de glosa, y rompiendo la promesa de “lo que pasó en Santiago, en Santiago se queda”, los barranquilleros y soledeños hicimos el oso buscando “desfilar de primeros” porque en nuestra cabeza ese es el lugar que deben ocupar los invitados de honor.

Ocurre que en esos carnavales, como en otras partes del mundo, lo mejor del espectáculo, los invitados de honor, los grupos más numerosos y lujosos, cierran los desfiles. Y, como en otros lugares del Caribe, son eventos vespertinos y nocturnos.

Al filo de la madrugada, el público anhela ver pasar el último de los grupos porque sabe que es el mejor de todos.

Aspiro a no morirme antes de ver que sean la reina del Carnaval de Barranquilla y los grupos tradicionales, los que cerremos el desfile de La Batalla de Flores y que, el pasar por los palcos, sea al filo de la medianoche porque los disfraces, carrozas y comparsas habrán empezado a circular a partir de las cuatro de la tarde.

Volvamos al tema que nos ocupa.

Al final del”Desfile de la Serpiente”, en medio de un aguacero tropical como los que describe Emilio Bobadilla, “Fray Candil”, en “A fuego lento”, estaba yo en “El Baturro”- un bar oficial- propiedad del Gobierno, al que concurren obreros y gente del común a consumir y a pagar en pesos cubanos, cuando empezó a sonar “La Copa Rota” en la voz y con el piano de Alcy Acosta. 

Chicharronero (Escuchar)

Carnavales de Santiago de Cuba

“Toto”, el administrador del lugar, al saber de mi nacionalidad, sacó todo el repertorio del cantante soledeño de quien se confesaba rendido admirador.

Desde entonces, me hice el compromiso de recoger lo habido y por haber del Maestro para enriquecer su discoteca. Sin embargo, en el transcurso del año, decidí hacer algo más.

Con la ayuda de algunos amigos coleccionistas, escogimos más de 2.500 canciones cubanas anteriores a 1970 y conformamos un documento que escasamente pudimos almacenar en los 32 gigabytes de varias unidades externas compatibles con los equipos de sonido que ya son de usanza en La Isla.

Así, junto con el Maestro Alcy Acosta, viajaron en la memoria digital Acerina y su Danzonaria, Arsenio Rodríguez, cuatrocientas setenta y dos versiones de “El Manicero”, otras cincuenta de “La Paloma”, docenas de canciones de Chano Posso, del Sexteto Habana, de Xavier Cugat, de Miguelito Valdez, Machito, Pupy Campo, el Cuarteto Machin, la Sonora Matancera, el Cuarteto Caney y de toda la variedad de ritmos, voces y sonidos con los que los de mi generación, crecimos oyéndolos mañana, tarde y noche....

Bruca Manigua (Escuchar)

Carnavales de Santiago de Cuba

Para la ocasión, que se me antojaba histórica, había comprado  en 16 dólares ocho litros de ron local, mandado a preparar moros y cristianos, tostones, lonchas de cerdo y lo que se pudo conseguir para hacer una ensalada en la que se alternaban trozos de aguacate, habichuelas largas y ajos, lechugas mustias, con aceitunas importadas. No pudimos conseguir ni tomates, ni cebollas.

Pero…

Dolor fue lo que experimenté cuando en esa reunión de amigos, todos mayores de cuarenta años, aquellas canciones parecían no decirles nada y a la tercera de un danzón, pidieron “pasar a algo más movido” que resultó ser el disco de moda impuesto por un  reguetonero, hijo de uno de los Comandantes al mando de La Isla, a quien el joven cantante de un café habanero de la calle Obispo no dudó en calificar de “estafa”.

Carnavales de Santiago de Cuba

Y es que luego de una que otra de “El Manicero”, después de “Ansiedad” o de algún otro Bolero de los años cincuenta, de dos tres de las canciones más conocidas de Polo Montañéz, a quien dicho sea de paso, los Cubanos conocieron luego de que triunfara en Medellín- Colombia- y de la infaltable oda al Ché Guevara, todo en el escenario musical de aquellos lugares- desde el encumbrado “Floridita”, hasta el más modesto de los bares cubanos- se vuelca a la Nueva Trova y al reguetón.

Es como si toda la música de la Cuba que amamos los extranjeros hubiera muerto para La Isla y seamos nosotros, los Colombianos, los que nos tengamos que encargar de preservarla para la humanidad.

Carnavales de Santiago de Cuba

En uno de los emblemáticos sitios de La Habana, cuna del Daiquirí, un joven músico que se quedó con cincuenta de los CD´s de música cubana que cargaba en mi carro y que me había llevado en mi viaje “por si acaso”, me confesaba luego de no haber podido ejecutar ni “Almendra”, ni “Ahora Carpetillo”, ni “Cangrego fue a estudiá, ni “Chicharronero”, ni “Bruca Maniguá”: “Ustedes los colombianos saben más de música cubana que nosotros los cubanos....”

Necesito una mujer cocinera (Escuchar)

 

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